"Es muy difícil explicar en pocas palabras lo que ha sido mi relación con Yamaha en estos últimos siete años". Así comienza Valentino Rossi su misiva, destinada a todos los que han trabajado con él a lo largo de estos siete años y a todos los aficionados que le han apoyado en esta etapa.
"Muchas cosas han cambiado desde el lejano 2004, pero sobre todo "ella", mi M1. En ese momento estaba en una mala posición, en medio de la parrilla de MotoGP, ridiculizada por la mayoría de los pilotos y los trabajadores de MotoGP. Ahora, después de haber ayudado a crecer y mejorar, se puede ver su sonrisa en el garaje, cortejada y admirada, considerada como la 'top de la categoría'" ha continuado Rossi.
"La lista de las personas que hicieron posible esta transformación es muy larga, pero me gustaría dar las gracias de todos modos a Masao Furusawa, Masahiko Nakajima y a 'mi' Hiroya Atsumi, como representantes de todos los ingenieros que trabajaron duro para cambiar la cara de nuestra M1. Después a Jeremy Burgess y todos mis chicos del box, que se hicieron cargo de ella con amor en todas las pistas del mundo y también a todos los hombres y mujeres que han trabajado en el equipo Yamaha durante estos años".
"Ahora ha llegado el momento de buscar nuevos retos, y mi trabajo aquí en Yamaha ha terminado. Desafortunadamente, incluso las historias de amor más bellas llegan a su fin, pero dejan un montón de recuerdos maravillosos, como cuando mi M1 y yo nos besamos por primera vez en la hierba de Welkom, me miró fijamente a los ojos y me dijo '¡Te amo!'".
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